La Creación revela a Dios
El nombre de Dios es belleza
Hermosas son las obras del Señor
(Salmo 92. [91])
Altísimo Señor,
¡qué bueno es darte gracias
y cantar himnos en tu honor!
Anunciar por la mañana y por la noche
tu gran amor y fidelidad,
al son de instrumentos de cuerda,
con música suave de arpa y salterio.
Oh Señor, ¡tú me has hecho feliz con tus acciones!
¡Tus obras me llenan de alegría!
Oh Señor, ¡qué grandes son tus obras!,
¡qué profundos tus pensamientos!
¡Solo los necios no pueden entenderlo!
Tú aumentas mis fuerzas como las fuerzas de un toro,
y viertes perfume sobre mi cabeza.
He de ver cómo caen mis enemigos;
¡he de oir las quejas de esos malvados!
Los buenos florecen como las palmas
y crecen como los cedros del Líbano.
Están plantados en el templo del Señor;
florecen en los atrios de nuestro Dios.
Aun en su vejez, darán fruto;
siempre estarán fuertes y lozanos,
y anunciarán que el Señor, mi protector,
es recto y no hay en él injusticia.
Texto para la oración
(Génesis 1, 1-5)
En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces forma alguna; todo era un caos profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Dios dijo: “¡Haya luz!” Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era buena, la separó de la oscuridad y la llamó “día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. De este modo se completó el primer día.
Para la reflexión…
- Al leer este texto no pienses que estás ante una descripción científica. No imagines a Dios yendo de un sitio a otro creando los seres. No se trata de una descripción científica. Tienes que leer este texto a otro nivel, al nivel simbólico.
- Los creyentes vemos a Dios como fuente de todo lo creado, aunque cada ser tenga su propia autonomía. En este momento no nos importa mucho qué leyes científicas se han dado en la creación. Lo que nos importa es percibir a Dios como fundamento y manantial de todo lo que existe, dando vida a todo con su Espíritu y su Aliento, mostrando su amor y haciendo que todos los seres sean reflejo de ese amor.
- Por tanto, cuando contemplamos la creación, estamos percibiendo el Misterio de Dios. La creación nos ofrece la posibilidad de encontrarnos con Dios. La belleza es uno de los nombres de Dios. Y la belleza de la creación nos lleva a percibir a Dios, si es que la miramos bien, desde dentro.
- Al admirar la creación, estamos admirando a Dios. La luz del sol muestra el resplandor de Dios. La amplia visión de las montañas nos muestra la grandeza del corazón de Dios. La complejidad de los seres más pequeños nos enseña la riqueza del ser de Dios. Dios en todo ha dejado grabada su señal.
Evidentemente todo lo veremos de esta manera, si miramos con una mirada de fe. También el no-creyente percibe algo demasiado grande y especial en la belleza de lo creado, una sospecha de que hay algo que nos supera.
Los creyentes dejamos que la emoción ante la creación se haga oración: «Señor, Señor nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!». ¡Qué bello es, Señor, el mundo que has creado, el ancho universo de tu amor! ¡Qué bello eres, Señor!
- Amigo/a, ¿qué te nace en tu corazón al contemplar la creación?
- ¿Te parece todo normal y común? ¿Todo lo ves de tu nivel?
- ¿No percibes algo que nos supera en toda esta belleza?
- Siéntate sobre tierra y mira la belleza de la tierra. Respira profundamente. A ratos, cierra los ojos y contempla dentro. Deja a tu interior en libertad.
Luego, escucha uno de estos cantos, «Te canto, Señor» o «Primer rayo de luz». O lee el poema de Bitoriano Gandiaga, «Dios de la vida».
Te canto, Señor
Porque has hecho bello el mundo te canto, Señor.
Porque has creado luminosa la luz, te canto, Señor.
Porque has hecho puro el río, te canto, Señor.
Por el mar sin límites,
por el perfume de las flores,
por el azul del alto cielo, te canto, Señor.
Porque eres mi Padre que nunca te cansas de mí,
esta guitarra te canta alegre y vuela hacia ti mi canto,
esta guitarra te canta alegre y vuela hacia ti mi canto.
Porque has creado a los humanos, te canto, Señor.
Porque proteges todo con cariño, te canto, Señor.
Porque eres Padre bueno de los humanos te canto, Señor.
Por el amor que nos has dado,
porque tomas a pecho a los pobres,
porque perdonas nuestra ingratitud, te canto, Señor.
Porque eres nuestro Padre, que no puedes abandonarnos,
hoy este pobre te canta alegre, y te entrega su sentimiento,
hoy este pobre te canta alegre, y te entrega su sentimiento.
Argiaren lehen xirrinta
El primer rayo de la luz
ha nacido de ti,
que todos, Señor, nos reunamos y
cantemos tu gloria.
Tú nos has dado la vida,
tú nos has dado el sol.
Que todo el mundo se levante cantando,
alegre en el Señor.
Cristo se ha levantado del sepulcro,
quitando la piedra.
Ayudados por él, comencemos
a construir la Nueva Tierra.
Al Padre que es amor
cantemos hoy todos/as,
avanecemos luego como Cristo,
dando fuego al mundo.
Poema de Bitoriano Gandiaga
Dios de la vida,
has vestido a toda criatura de ser
y a todo ser viviente de vida;
Te surge y te corresponde
hacer y hacer que sea,
en un hacer y en un hacer que sea
constante, sin fin;
haces que todo camine
y permenaces en el hacer eterno,
añadiendo movimiento
a toda criatura, para que
continúe en su camino,
cuidando la velocidad
que corresponde a cada ser,
haciendo que toda criatura siga su camino,
ayudando para que todo ser vivo haga su vida,
queriendo que todo ser humano viva su humanidad;
deseando que viva su humanidad, gozándola y la abrazándola;
sin cansarse de mandar y mandando hasta cansarse
a aprender y enseñar la humanidad;
para que la humanidad sea plenitud de vida para todo ser,
hasta llegar a vivir cantando alabanzas
de acción de gracias y consuelo
hacia ti, Dios vivo.
Y, para terminar, proclama tranquilamente este salmo:
SALMO 8:
Grandeza de Dios y dignidad del ser humano
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza contra tus enemigos,
para reprimir al adversario y al rebelde.
Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar.
Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!